El ajedrez apareció en la vida de Benjamín Augusto Medina cuando tenía cinco años. Diez años más tarde las aspiraciones deportivas crecieron, no por capricho, sino porque hay resultados que lo habilitan. “Mi objetivo es llegar a poseer el título de Maestro Fide”, sostuvo el ajedrecista de 15 años que sumó hace poco los primeros puntos para llegar al título que otorga la Federación Internacional de Ajedrez (Fide por Fédération Internationale des Échecs).

El décimo lugar que logró en la última edición de los Juegos Evita de 2019 -en 2020 no se disputaron por la pandemia- es la principal motivación que apareció en su horizonte para no dejar de perseguir la meta. “La mayoría tenían Elo Fide que es un puntaje que se le da a los jugadores para saber cuál es su nivel aproximadamente”, explicó el alumno del Lorenzo Massa. “Me sorprendí mucho. Había superado mis expectativas”, reconoció.

Y sí, darle un vistazo a esa planilla de resultados causa sorpresa. Desde el primer jugador, hasta el noveno que participó en la categoría Sub-14 del torneo, el puntaje Elo, un método matemático creado por el profesor Árpád Imre Élo, oscila entre 1441 y 1804. El tucumano rompió la seguidilla de números de cuatro cifras con el cero, pero que ya cambió. “Tengo 1381, Elo standart. Es poco porque, debido a la pandemia, sólo pude jugar dos IRT que son los torneos que dan los puntos cuando se le gana a rivales que también tienen Elo. Si hubiera jugado muchos de esos torneos, hubiera tenido entre 1700 y 1800”, estimó el ajedrecista.

AUTODIDACTA. El entrenamiento de Medina se basa en leer libros, ver videos, analizar partidas famosas y luego practicar todo lo aprendido en el tablero.

Medina hizo memoria hasta esos cinco años donde todo comenzó. “Iba al colegio San Francisco y había que elegir entre varios talleres y terminé eligiendo el de ajedrez. Después de esa primera experiencia no me separé más”, recordó Medina que tuvo en Raúl Aguilar a su primer profesor. Ahora no tiene un guía, aunque en Club 64 entendió que es importante tener un entrenador en ciertos momentos. “Club 64 es un espacio en el que el objetivo es enseñar, difundir y jugar. Nos une el amor al ajedrez. Ahí, mi último profesor fue Nicolás Flores. Un maestro es importante para mí, pero no tiene que ser alguien para toda la vida, porque las formas de entender y jugar son muchas”, opinó Medina.

Eso, en buena medida, es lo que halló en el grupo que se reúne en Buenos Aires 729. Las clases se dictan en distintos niveles, sin importar la edad y el rango va de los ocho a los 70 años. “Me agrada entrenar solo porque experimento encontrando distintas formas de alcanzar mis objetivos”, contó Medina que, acompañado o no, quiere llegar a ser un Maestro Fide.